Feliz año. Los Reyes Magos me han traído un bonito regalo. Se trata del libro "Una historia de la medicina. De Hipócrates al ADN", escrito y dibujado por José Manuel Sánchez Ron y Antonio Mingote, respectivamente. Es un precioso volumen de 270 páginas llenas de ilustraciones.
Hojeándolo, se puede ver lo curiosa que es la historia de la ciencia y la medicina. Ese aparato que usamos para unir el corazón del paciente y las orejas del médico y cuya parte circular suele estar fría, el estetoscopio, fue inventado de una manera bastante ingeniosa. ¡Y el primero era de papel!
Corría el año 1816 y el médico francés René Théophile Hyacinthe Laënnec tenía que examinar a una mujer joven. Contaba este médico que no era apropiado "aplicar la mano y percutir" sobre aquella mujer debido a su "leve obesidad". Entonces mi colega Laënnec recordó que el sonido también se propaga a través de los materiales sólidos (por ejemplo, una viga).
Tomó un cuaderno de papel y formó un rollo. Colocó un extremo en el pecho de la joven y otro en su oreja. "Quedé tan sorprendido como satisfecho oyendo los latidos del corazón de una manera mucho más clara y distinta a cuantas veces había aplicado mi oído directamente sobre el pecho", cuenta el médico. Después Laënnec mejoró su invento con un cilindro de madera y una pieza en forma de embudo que llamó estetoscopio.
Aquello se parecía a una trompetilla. Hoy los estetoscopios o fonendoscopios (USA) son bastante más precisos e incluso tenemos modelos para escuchar el pecho de niños y bebés. En todo caso, el principio sigue siendo el mismo: el sonido nos ayuda a "ver" lo que hay detrás de la piel. El estetoscopio lleva algo menos de 2 siglos colgado del cuello de gente como yo.
Este libro es un buen regalo para los médicos o quienes se interesen por la historia de la medicina, sobre todo porque es bastante ameno. Si conoces otras curiosidades históricas sobre la medicina, deja un comentario.
Última actualización del artículo: 07/01/2014